Seguro que te ha ocurrido más de una vez e incluso has llegado al nivel de tener sudores fríos: quieres hacer pis, pero no hay ningún baño cerca ¿Qué debes hacer? ¿Es malo aguantar tanto?
Según explica Jules Suzdaltsev en seeker.com, la vejiga está diseñada para expandirse y preparada para contener medio litro de orina antes de sentir las molestas ganas de orinar. Por la noche, este tamaño se duplica, con la intención de dejarte dormir sin tener que levantarte. Cuando se llena, el cerebro envía una señal provocando que el músculo detrusor de la vejiga se contraiga, que es la que produce esa sensación que todos conocemos.
Pero si no satisfacemos la necesidad en ese momento, los acontecimientos siguen avanzando. En primer lugar, el esfínter de la vejiga interna queda atrapado (y aplastado) contra la intersección de la uretra y la vejiga, que se abre para prepararse para la evacuación inmediata. Por suerte para nosotros, el esfínter distal evita que perdamos el control y nos lo hagamos encima. Pero cuidado en esta lucha, es tu músculo detrusor contra tu esfínter distal… finalmente ganará el primero.
En ausencia de cualquier problema médico, lesiones o cirugías previas, lo peor que puede pasar es que te manches los pantalones. Pero, si tienes una vejiga débil, aguantar el pis podría provocar un cateterismo de urgencia, ya que se podría romper la «junta» del esfínter externo (lo que llenaría el abdomen con orina).
Para las personas con una vejiga aceptable, el problema que puede surgir es una desagradable infección del tracto urinario. Mantener mucho tiempo la orina en nuestro interior puede aumentar los niveles de bacterias peligrosas. Además de esa desagradable sensación de tener ganar de hacer pis cuando la vejiga está completamente vacía.
También pueden llegar a desarrollarse problemas de retención urinaria, en las que el músculo detrusor es incapaz de evacuar por completo la vejiga. ¿Moraleja? Ve al baño cuando el cuerpo te lo pide. En este, y en cualquier caso, el dolor o la molestia es una señal de advertencia.
Redacción QUO