En 2013, una investigación ya alertaba de sus peligros: múltiples jóvenes de bajo riesgo de adicción al tabaco se habían enganchado al cigarrillo electrónico. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Pediatrics confirma la evidencia.
Se pensaba que los cigarrillos electrónicos ayudaban a dejar de fumar y, paralelamente, atraían a menos jóvenes a esta peligrosa adicción. Pero según ha observado un grupo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), la realidad es muy distinta. De hecho, el uso combinado del dispositivo electrónico con el tabaco fue mayor en 2014 que el consumo total de cigarrillos en 2009.
Los autores de la investigación llegaron a la conclusión de que si los jóvenes de bajo riesgo no hubiesen utilizado el cigarrillo electrónico, posiblemente nunca hubieran llegado a fumar. Según Lauren Dutra, uno de los investigadores, «no encontramos ninguna evidencia de que los cigarrillos electrónicos estén provocando una disminución de adictos al tabaco entre los jóvenes». Además, sentenció que «el descenso de consumo de tabaco entre los jóvenes está más relacionado con las campañas sanitarias que con los cigarrillos electrónicos».
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron varios estudios previos que han observado que los adolescentes que comienzan a fumar con este tipo de dispositivos son más propensos a fumar cigarrillos tradicionales posteriormente. El pasado mes de agosto, la FDA limitó el consumo de los cigarrillos electrónicos a mayores de 18 años (en California a 21). Ahora, el organismo planea introducir una etiqueta de advertencia en los dispositivos con el fin de dar a conocer la naturaleza adictiva de la nicotina. Sin embargo, la decisión de la FDA no regula la publicidad o los sabores, los cuales atraen a una gran parte de la juventud.
Fuente: eurekalert.org
Redacción QUO