Subira lo más alto de la Torre Eiffel, navegar por el río Sena, pasear por los campos Elíseos o incluso visitar el Museo del Louvre puede convertirse en una horrible experiencia para los turistas japoneses. Y es que para muchos de ellos, viajar a París no es tan romántico y de ensueño como cabría esperar.
El Síndrome de París fue descubierto por el profesor Hiroaki Ota, un psiquiatra japonés que trabajaba en Francia y que analizó a un total de 63 pacientes del país nipón entre 1988 y 2004 que habían sido hospitalizados en su departamento con un agudo caso de este fenómeno.
Los principales síntomas que padecían los turistas analizados fueron fuertes mareos, sudoración, el aumento del ritmo cardíaco, psicosis, alucinaciones, despersonalización o pérdida de la sensación de la realidad. Los resultados del estudio liderado por Ota fueron publicados en 2004 en la revista francesa Nervure y se concluyó que el largo trayecto hasta Europa, el jet lag y el choque cultural podrían ser las principales causas de este síndrome. A esto habría que sumar las barreras relacionadas con el idioma, con el modo de vida o con el propio clima.
Un entorno que podría incluso llegar a despertar en ellos un cuadro de enfermedad mental mayor. El doctor Nicolas Geeraert, psicólogo en la Universidad británica de Essex, ha estudiado también durante años el shock cultural entre los estudiantes extranjeros y apunta que no es de extrañar “que un choque como este pueda ser el desencadenante de un trastorno mental latente que no había sido detectado anteriormente”.
La imagen idílica de París se convierte para muchos de estos japoneses en su peor pesadilla, pero el número de casos reportados cada año por parte de la embajada japonesa en la capital francesa es tan bajo que no se puede llegar a considerar la situación como un problema. Aunque, eso sí, dejan sus puertas abiertas para casos de extrema urgencia en caso de que hiciera falta la hospitalización de algún compatriota.
Fuente: IFLSIENCE
Alberto Pascual García