1. Defensores. Los “yoes” que nos hacen prudentes, y que a veces impiden experimentar.
2. Controladores. Que orientan nuestra conducta y dictan el modo de comportarnos.
3. Castigadores. Jueces implacables que se ceban con uno mismo (autocrítica) o con los demás.
4. Camuflados. Comienzan como una máscara forzada, pero puede acabar siendo interiorizada.
5. Reliquias. Los que fueron “aparcados” al dejar de ser útiles, pero que brotan ocasionalmente.
6. Creativos. Son nuestros yoes artísticos y soñadores, los que nos ayudan a evolucionar.
Redacción QUO