«Antes que poner etiquetas de que ciertas comidas son ‘buenas’ o ‘malas’, quizá sea mejor que tengas la palabra ‘equilibrio’ en tu mente». Este es el consejo que la nutricionista Emily Field da a sus clientes cuando le preguntan sobre cómo deben alimentarse de forma más sana. ¿Cómo ponerlo en práctica? Eso es otra historia.
Field les anima a que piensen siempre en los 3 principales componentes de la comida: las grasas, los carbohidratos y las proteínas. Estas últimas son las encargadas de dar “gasolina” a nuestros músculos y las que nos hacen sentirnos llenos, los carbohidratos nos dan energía y, por su parte, las grasas ayudan a absorber las vitaminas y los minerales para que nuestras células crezcan sanas. Si conseguimos un equilibrio entre todos ellos, podremos sentirnos con más ganas de hacer cosas, con mayor energía y menos pereza y eso implica tener en cuenta unos niveles de azúcar adecuados en nuestro cuerpo, los cuales pueden dispararse o caer si no mantenemos una alimentación equilibrada.
Para que os hagáis una idea, en nuestro cuerpo, las grasas y las proteínas ralentizan el proceso por el cual los carbohidratos se transforman en azúcares. Esto ayuda a que no tengamos caídas bruscas de energía en las siguientes horas. Por ello, Field apunta que cuando estemos pensando qué comer, es necesario preguntarse cómo se sentirá uno dentro de dos o tres horas.
Veamos un ejemplo. Un típico menú de restaurante de comida rápida implica que haya una hamburguesa, la cual está preparada por dos rebanadas de pan y una rodaja de carne. Sin tomar en cuenta el queso o las salsas, la mayoría de estas hamburguesas tienen entre 300 y 400 calorías, la gran parte procedentes del pan (unos 40 gramos), la proteína de la carne (unos 17 gramos) y la grasa (10 gramos). Así que si sumamos unas patatas fritas le añadiremos aún más cantidad de carbohidratos y de grasas, con el mismo número de calorías, pero nada de proteínas. Así que si elegimos dos hamburguesas, al menos estaremos doblando la ingesta de proteínas, lo que permitirá crear el equilibrio que buscamos para que nuestros niveles de azúcar sean los adecuados.
Eso sí, siempre habrá otras elecciones mucho más sanas que solo hamburguesas. Existe todo un abanico amplio de alimentos para elegir.
Fuente: Business Insider
Alberto Pascual García