Barriguitas,
la famosa muñeca, se caracterizaba precisamente por tener una buena barrigota. La de los niños pequeños se produce, explica el pediatra Agustín Barrera, porque “los lactantes tienen una capacidad digestiva mayor, presentan grandes exigencias alimenticias y han de comer mucho para su volumen.
Por eso, su abdomen es más blando, más globuloso y, proporcionalmente, mucho mayor que el del adulto”. A medida que el pequeño va creciendo y comienza a caminar, aumentan sus necesidades calóricas. Eso propicia que vaya disminuyendo el volumen abdominal y que la tripota desaparezca.
Redacción QUO