¿Hay algo que podamos hacer si nos sorprende un ataque al corazón en un lugar remoto? Lo cierto es que no mucho, salvo que uno sea un profesional sanitario y tenga a mano las herramientas necesarias para ello. Es lo que se deduce del caso relatado en la publicación The New England Journal of Medicine. El protagonista del mismo es un enfermero, que era el único profesional sanitario de un pequeño pueblo situado en el desierto australiano.
Cuando en plena noche comenzó a sentirse muy mal, el hombre se hizo a sí mismo un electrocardiograma y fue capaz de detectar las señales que indicaban que estaba sufriendo un ataque al corazón. Telefoneó pidiendo ayuda pero, dado que se encontraba a más de cien kilómetros del hospital más cercano, comprendió que tenía que afrontar aquel crítico momento él solo.
Y lo que hizo fue administrarse un cóctel de fármacos que incluían aspirina y nitroglicerina, para estimular la circulación sanguínea y también para hacer reaccionar el corazón. Además, se aplicó a sí mismo un defibrilador. Horas después, un helicóptero le recogió y le trastadó a un hospital. Pero los médicos reconocieron que se había salvado gracias a sus conocimientos y a su propio coraje.
Fesafortunadamente, la mayoría de las personas, al tener sus conocimientos, ni contar con los mecanismos necesarios a mano, no habríamos podido reaccionar de igual manera.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López