Impactos fortuitos con el contrario frente a toques de cabeza con el balón. ¿Qué afecta más a la función cognitiva de los futbolistas? Según un reciente estudio realizado por un grupo de investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein (Nueva York), aunque hasta ahora se consideraba a los impactos no intencionales en la cabeza como la causa más común de conmociones cerebrales en el marco del fútbol, dar cabezazos frecuentes puede provocar en mayor medida un empeoramiento (transitorio, eso sí) de la velocidad psicomotora, la atención y la memoria del deportista, entre otros aspectos.
Los hallazgos del estudio (que ya aparece publicado a edición online de Frontiers in Neurology) sugieren que los esfuerzos actuales para reducir las lesiones cerebrales a largo plazo se están enfocando demasiado en la prevención de colisiones accidentales en la cabeza.
«Los impactos no intencionales en la cabeza generalmente se consideran la causa más común de las conmociones cerebrales diagnosticadas en el fútbol. Pero los impactos intencionales en la cabeza (es decir, el cabeceo de una pelota) no son inofensivos. En un estudio anterior demostramos que estos toques frecuentes con la cabeza son causa (subestimada muchas veces) de los síntomas de conmoción cerebral. Y ahora hemos encontrado que también parecen alterar la función cognitiva, al menos temporalmente”, señala el líder del estudio, Michael Lipton, M.D., Ph.D., F.A.C.R., profesor de Radiología y de Psiquiatría y Ciencias Conductuales en Einstein y director médico de los Servicios de RM en Montefiore.
El estudio de Einstein es el primero en comparar los efectos cognitivos del cabeceo con los de impactos no intencionales en la cabeza, tales como colisiones. Trescientos ocho jugadores de fútbol aficionados en la ciudad de Nueva York completaron cuestionarios detallando su actividad futbolística reciente (las dos semanas anteriores), incluyendo golpes en la cabeza (toques de balón) y golpes no intencionales en la cabeza. Los participantes también completaron pruebas neuropsicológicas de aprendizaje verbal, memoria verbal, velocidad psicomotora, atención y memoria de trabajo. La edad de los jugadores oscilaba entre los 18 y 55 años, y el 78 % eran hombres.
Los jugadores aseguraron dar unos 45 toques de balón con la cabeza durante las dos semanas de análisis. Durante ese tiempo, alrededor de un tercio de los jugadores sufrió al menos un golpe de cabeza involuntario (por ejemplo, patadas en la cabeza o cabezazos involuntarios, de cabeza a tierra o de cabeza a poste).
Los jugadores que reconocieron haber dado un mayor número de cabezazos al balón tuvieron el desempeño más pobre en las tareas de velocidad psicomotora y atención, áreas de funcionamiento normalmente afectadas en una lesión cerebral. La frecuencia en la que se realizaron dichos cabezazos al balón también se relacionó con un menor rendimiento en la tarea de memoria de trabajo. Por el contrario, los impactos no intencionales en la cabeza no estaban relacionados con ningún aspecto del rendimiento cognitivo.
Los cambios en la función cognitiva no causaron deterioro clínico evidente, según afirmó el equipo de Einstein. «Sin embargo, nos preocupa que las reducciones sutiles, incluso transitorias, de la función neuropsicológica de la cabeza puedan traducirse en cambios microestructurales en el cerebro que conduzcan a un deterioro persistente de la función. Necesitamos un estudio de seguimiento mucho más a largo plazo de más jugadores de fútbol para responder plenamente a esta pregunta», dijo el Dr. Lipton.
Mientras tanto, este grupo de investigadores si recomienda a los jugadores de fútbol considerar la posibilidad de reducir el cabeceo durante la práctica y los partidos de fútbol. ”La cabeza es una causa potencial de lesión cerebral», dice el Dr. Lipton, «y como está bajo el control del jugador, sus consecuencias pueden ser prevenidas”, concluye.
Fuente: Science Daily
Belén Robles González
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