Un niño de diez años que vive en Missouri ha protagonizado un caso médico que casi podría calificarse de milagroso. El pequeño se cayó de un árbol y, al tocar el suelo, un pincho de los que se usan en las barbacoas para asar carne, le atravesó completamente la cabeza.
El hierro le penetró por la mejilla, y le perforó completamente el cráneo, llegando a sobresalir nada menos que quince centímetros por el otro lado de la cabeza. El pequeño fue intervenido por especialistas del Endovascular Neurology at the University of Kansas Health System, que lograron extirparle el pincho metálico.
Los médicos estaban asombrados de que el hierro no hubiera ni siquiera rozado ni los ojos, ni el cerebro ni la médula. Los especialistas consideraron que un caso así solo tenía una entre un millón de probabilidades de producirse.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López
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