Niños que nacen con el hígado agujereado, dificultades para hacer pis, o con un intestino tan corto que solo pueden recibir alimento de un máquina.

UN INTESTINO PARA MARIA

El viaje de su vida
Beatriz es la madre, y se atraganta cuando cuenta que trajo a su hija desde Ecuador “desvanecida en mis brazos. No creí que resistiría el vuelo”. María Auxiliadora es la niña. Tenía 14 meses y pesaba 4 kilos cuando fue incluida en el programa de trasplante intestinal del Hospital Madrileño La Paz. Su madre dice que Dios le consiguió un órgano muy pronto para salvar a su hija. La causa más frecuente para requerir un trasplante es el fracaso intestinal permanente, que en el 80% de los casos está causado por síndrome de intestino corto. Nacen con hasta 15 cm de intestino, cuando lo normal es tener varios metros. En La Paz han evaluado a 148 candidatos a trasplante, 114 procedentes de otras regiones y seis extranjeros.

EL CASO DE LA MADRE MENOR DE EDAD

De menor a menor
Si el hígado no funciona, el trasplante de un lóbulo de adulto a niño es muy frecuente. Les basta un trocito. Así se lo explicaron a Rocío Polvillo, una madre de 17 años de Camas, Sevilla. Su bebé, Noara, se moría en el hospital Reina Sofía de Córdoba. Ella no dudó en ofrecer su hígado, una parte, o lo que hiciera falta. Pero Rocío era menor de edad y está prohibida la donación en vida de un menor. Rocío inició entonces un abrumador proceso judicial hasta que un juzgado de Sevilla concedió el permiso. Justo en esos momentos, recibieron aviso de un posible donante. La niña fue operada en una intervención de más de nueve horas
en la que se le injertó el hígado de un donante cadáver de su misma edad. Noara regresó a casa.

VIVIÓ CON DOS CORAZONES

Doble corazón
Hannah Clark llevó dos corazones en su pecho. Cuando tenía dos años, le pusieron un corazón de un bebé sin quitarle el suyo, dañado, que permaneció a medio gas pero latiendo.  Años después, se produjo un rechazo del órgano implantado; sin embargo, su órgano original gozaba de buena salud. Así fue como, después de haber sobrevivido más de 10 años gracias a un corazón prestado, la niña volvió a usar el suyo, hoy recuperado.

DELIA TIENE UN CORAZÓN NUEVO

Un año después…
Era un día nublado, y no había amanecido del todo”, la madre de Delia lo recuerda porque aquello dificultaba el aterrizaje del helicóptero que rescató a su hija el día en que casi se les murió en las manos. Delia es una de los 268 niños que han recibido un trasplante de corazón en España. El suyo, nuevo, lleva ya un año latiendo bien. Ahora ya puede hacer esas cosas que habían quedado aplazadas: “Viajar, por ejemplo. Este año ya tengo permiso para volver a hacer educación física, y probablemente vuelva al campamento de verano de la Fundación Menudos Corazones, para chicos como yo”.

HABLAR DE FUTURO

Mi familia y mis amigas
Viven en Talamanca del Jarama, un pueblo de la Comunidad de Madrid. Su padre, Carlos, estuvo varias horas haciéndole una reanimación cardiopulmonar el día en que su hija vivió un episodio de muerte súbita. Con sus amigas, Delia ya no habla sobre su corazón nuevo. Hablan mucho más sobre el futuro.

TRES MESES DE ESPERA

La espera

Delia estuvo tres meses en lista de espera. Una madrugada, sonó el teléfono con la melodía especial en el móvil que había puesto Carlos, su padre. Una canción de El útimo de la fila, «Insurreccion». Delia estaba feliz, no tenía miedo porque había llegado su corazón, había llegado su oportunidad.