Un estudio realizado en Estados Unidos ha registrado el peso de más de 18.000 alumnos. Fue así como descubrieron que los más pequeños tienen una especial tendencia al sobrepeso en las vacaciones de verano.

La investigación, realizada con alumnos de preescolar hasta segundo grado, demostró que durante el año escolar los niños no cogen excesivo peso. Pero en el parón de las vacaciones de verano, la cosa se complica. Según explica Paul von Hippel, coautor del estudio, en la revista Obesity: «La estructura del día escolar, con períodos de actividad física y pocas oportunidades para comer, favorece el IMC saludable. En cambio, pensamos que muchos entornos no escolares están relativamente estructurados y sin supervisión, lo que les permite a los niños hacer actividades sedentarias y excederse con los snacks».

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores observaron el peso y altura de los niños al comienzo y al final de cada año escolar durante tres años (2010-2013). Fue así como descubrieron que al empezar el curso, un 23% de los niños tenía sobrepeso y un 9% había caído en las garras de la obesidad. En los dos veranos que abarcó el estudio, cada niño aumentó un punto porcentual por mes en sobrepeso y obesidad. En cambio, no se detectaron aumentos significativos de peso durante el año escolar.

Según los investigadores, esto indica que es aconsejable observar las actividades en el periodo estival de los más pequeños. Dormir poco, estar demasiado tiempo frente al televisor y reducir las rutinas de ejercicio pueden ser los mayores problemas.

Fuente: scientificamerican.com

Redacción QUO