Hay en el mercado un alud de productos “milagrosos” que contienen baba de caracol. Pero aún no se ha comprobado cientificamente ningún efecto en el ser humano. Lo que sí tiene consecuencias beneficiosas es la secreción de la especie Crymptophalus aspersa.
Esta fue descubierta en 1965 por el doctor Abad Iglesias, oncólogo del hospital Gregorio Marañón de Madrid, cuando sometió a un caracol a radiaciones de rayos X y gamma, y observó que segregaba una sustancia que curaba sus lesiones rápidamente. Por ahora, esta sustancia solo se ha investigado en la familia de la Crymptophalus, y se cree que es una defensa frente a agresiones medioambientales.
De todos modos, lo más recomendable es consultar con un dermatólogo antes de comprar cualquier milagro anunciado en internet.
Redacción QUO