Experimentos con científicos y astronautas en confinamiento han comprobado que la soledad y las relaciones personales se vuelven muy complicadas al llegar a las tres cuartas partes del tiempo de aislamiento
Los científicos de las bases de investigación en la Antártida pasan meses encerrados porque el frío hace muy difícil salir al exterior. Lo mismo ocurre con los astronautas de la Estación Espacial internacional, con misiones que duran más de seis meses. Estudiando a estas personas en confinamiento se ha podido comprobar cómo evoluciona su estado mental, y se ha visto que alrededor de las tres cuartas partes del tiempo de aislamiento, las cosas empiezan a ir realmente mal. Es lo que se llama «efecto tres cuartos«.
La primera fase de un periodo de aislamiento suele ser de ansiedad y confusión. Es lo que vimos al principio de la pandemia del coronavirus, cuando la gente compraba papel higiénico compulsivamente. Después viene lo que los psicólogos denominan la «luna de miel»: de repente estar encerrados en casa ya no es tan malo, e incluso empieza a resultar atractivo. Nos ponemos a hacer deporte, a cocinar y a ver temporadas completas de series.
Sin embargo pasadas tres cuartas partes del aislamiento los ánimos decaen. Las personas empiezan a acusar la soledad. Tanto los científicos como los astronautas tenían frecuentes discusiones, y se sentían irritados y molestos todo el tiempo.
El psicológico de los tres cuartos se describió por primera vez en estudios de los años 80 de la NASA en los que se intentaba evaluar cuánto tiempo podían sobrevivir los seres humanos en el espacio. Lo que se observó es que entre la mitad y los 2/3 del tiempo del estudio la moral y el estado de ánimo alcanzaban su punto más bajo. Las personas tenían estallidos emocionales, agresividad, y comportamiento antisocial. Otro estudio de 2000 encontró que los investigadores de la Antártida tuvieron conflictos interpersonales también en la tercera fase de su expedición.
Pasadas tres cuartas partes del aislamiento los ánimos decaen. Las personas empiezan a acusar la soledad.
Este efecto tres cuartos se llama así porque no depende de la duración del aislamiento. Si se trata de un año, se manifestará alrededor del octavo mes, mientras que si la duración total es de seis meses, aparecerá alrededor del cuarto.
Lo mismo está ocurriendo con el confinamiento debido a la COVID-19. Alrededor del mundo, a medida que las curvas de contagio y muerte por la pandemia empiezan a descender, resulta claro estamos más cerca del final del principio, pero todavía no vemos el final lo suficientemente cerca como para recuperar el ánimo.
Aunque el deterioro de nuestro estado emocional es inevitable en una u otra medida, hay ciertas cosas que según los expertos podemos hacer para mitigarlo. Establecer rutinas personales que establezcan una estructura en cómo usamos el tiempo puede ayudar, así como mantener los contactos sociales a través de Internet.
La buena noticia es que las personas que han experimentado periodos de aislamiento, como los científicos antárticos o los astronautas, a pesar de los malos momentos, sienten que podrían volver a hacerlo con menos dificultades. Es un periodo donde la experiencia nos enseña a confiar en nosotros mismos y aprender estrategias contra la soledad. 
Stages of Change in Mood and Behavior During a Winter in Antarctica
The Third-Quarter Phenomenon: Do People Experience Discomfort After Stress Has Passed?