Un equipo de investigadores descubre que la norma de los dos metros de distancia no es muy efectiva para volver a la normalidad en los desplazamientos a pie
A día de hoy, las mascarillas y el distanciamiento social siguen siendo unas medidas efectivas contra la propagación del COVID-19. Sin embargo, el movimiento entre los peatones es dinámico y aunque dejemos dos metros de distancia, hay que tener en cuenta otros factores en determinados espacios.
Un equipo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos, ha analizado las prácticas de distanciamiento social a través de simulaciones de flujo basadas en partículas. El estudio ha sido publicado en la revista Physics of Fluids esta misma semana y examina la distancia social entre partículas que repelen a otras. Estas partículas representan a los peatones en lugares públicos.
Los investigadores han establecido una relación entre el distanciamiento social y la dinámica del flujo peatonal en los pasillos. Ahora sabemos que la adhesión a los protocolos de distanciamiento social afectan negativamente al movimiento bidireccional de los peatones en un espacio compartido y estrecho como este.
Así se forma un atasco de peatones
El autor del estudio, Gerald J. Wang, dice que «incluso con niveles modestos de densidad de peatones, dejar 1,80 metros de distancia social puede provocar ‘atascos’ de peatones a gran escala que tardan mucho en solucionarse».
Wang agrega que «esto es bastante evidente para todos los que hemos participado en ese ‘incómodo baile de la distancia social’ en el pasillo de una tienda de comestibles durante los últimos 18 meses. Pero tiene importantes implicaciones para la forma en la que establecemos los umbrales de ocupación a medida que los lugares de trabajo y de ocio vuelven a las densidades anteriores a la pandemia».
Además, los autores indican que los flujos peatonales densos y las recomendaciones de distanciamiento social son una receta para provocar una gran frustración. Los mensajes que recibimos desde la salud pública deben seguir un comportamiento realista y alcanzable. La adhesión estricta al distanciamiento social de dos metros no es una recomendación muy práctica en los flujos peatonales de los espacios grandes, en opinión de los expertos.
El coautor de la investigación, Kelby B. Kramer, añade que «la simulación de flujos basada en partículas, impulsada por la informática de alto rendimiento, tiene un enorme potencial. Puede explorar rápidamente una amplia gama de problemas de flujo peatonal, tanto durante la pandemia como después».
Aunque conceptualmente son fáciles de digerir, los resultados muestran algunos problemas. Por ejemplo, a la hora de que los políticos puedan definir recomendaciones públicas únicas para algo tan complicado como una dinámica de flujo peatonal llena de matices, y tropezones.
REFERENCIA
Social distancing slows down steady dynamics in pedestrian flows