Quizá la belleza sea algo superficial, pero, como en otros muchos campos, se puede mejorar. Por eso, un nuevo tratamiento diario que promete alisar las arrugas desde el interior de la piel está destinado a convertirse en una gran noticia cuando se lance al mercado.
alimento para los genes
Los fabricantes de este tratamiento a base de tres cápsulas diarias dicen que usan mezclas de extractos naturales comestibles para activar genes que mejoran el tono de la piel, y los primeros resultados parecen confirmar sus promesas.
Si dichos resultados superan el escrutinio, las cápsulas serán el primer tratamiento antiarrugas que demuestre con evidencias que combate las arrugas de las capas más profundas de la piel. Investigadores independientes del laboratorio que lo ha desarrollado afirman que los resultados preliminares son fascinantes y elogian al equipo responsable por haber llevado a cabo con éxito su primer test “a doble ciego”: las probaron contra placebos de modo que ni los investigadores ni los receptores sabían quién tomaba cuál hasta que terminó el experimento. No obstante, se mostraron prudentemente escépticos hasta que haya resultados más concluyentes, y reconocieron que los intentos de borrar los signos del paso del tiempo no surten los mismos efectos en todo el mundo.
Este tratamiento, llamado de “alimento genético”, es obra del equipo de John Casey en los laboratorios de Unilever en Sharnbrook, Reino Unido. La multinacional de alimentación, cosmética y productos de limpieza encargó a cuatro grupos de investigación distintos que probaran las cápsulas. 480 mujeres de Reino Unido, Francia y Alemania que habían pasado la menopausia fueron quienes tomaron parte en los tests.
Los resultados muestran que en catorce semanas las “patas de gallo” del ojo se volvieron una media de un 10% más suaves en las receptoras de las cápsulas, y que estos resultados llegaron al 30% en las que respondieron mejor al tratamiento. En cambio, las arrugas de las mujeres que recibieron el placebo no cambiaron significativamente de profundidad.
En otro de los estudios, los investigadores también tomaron biopsias de 4 milímetros de profundidad a 110 mujeres antes y después del tratamiento para estudiar su producción de colágeno, una proteína que es componente estructural fundamental de la piel. Los anticuerpos que tiñen de rojo los tejidos donde se produce nuevo colágeno revelaron que después del tratamiento un quinto de las receptoras tenía una cantidad significativamente más alta de nuevo colágeno fresco en la capa más profunda de la piel, la dermis, que aquellas que recibieron el placebo.
Se necesitarán tests más específicos para adjudicar de dónde proceden las diferencias que existen en el resto de las biopsias, según Casey. Aun así, los resultados preliminares se presentaron en el encuentro de la Sociedad de Investigación en Dermatología que se llevó a cabo en Atlanta, Georgia (Estados Unidos), el pasado año, y el investigador avanza que los datos completos se enviarán para que los revisen los especialistas.
Alimento para el colágeno
El equipo de Casey utilizó cultivos de piel y tests de actividad genética para determinar el efecto de ciertos extractos de alimentos naturales sobre los genes “maestros”, que orquestan el comportamiento de otros involucrados en la síntesis del colágeno. La mezcla que activó con más fuerza estos genes incluía vitaminas C y E, más isoflavonas de soja, licopeno de tomate y ácidos omega-3 poliinsaturados procedentes del aceite de pescado.
Unilever planea lanzar el producto de modo preliminar en 44 spas de los que es copropietaria en Reino Unido, España y Canadá. Aunque todavía no se han realizado tests a largo plazo, Gail Jenkins, miembro del equipo, recomendó tomar tres cápsulas al día durante al menos tres meses; con esta dosis, según ella, son poco probables los efectos secundarios adversos. Aunque si la persona deja de tomar las cápsulas, el proceso de envejecimiento normal probablemente produzca arrugas más profundas.
Hay que destacar que cuando los resultados fueron enviados a diversos dermatólogos independientes, la recepción por parte de estos fue similar a una cautelosa bienvenida. “Parece que han hecho un estudio bastante completo”, dijo Christopher Griffiths, profesor de Dermatología de la Universidad de Manchester, Reino Unido. El especialista añadió que no estaría convencido del todo hasta que tuviera a su disposición los datos de estudios alternativos, pero que estaba fascinado por cómo (al menos aparentemente) las arrugas profundas se reparaban de una forma más evidente que las superficiales. “No conozco otro estudio que haya mostrado esto antes”, dijo.
Una probable explicación de este fenómeno, según Casey, es que las cremas antiedad generalmente penetran solamente la capa superior de la piel, la epidermis. En cambio, el contenido de las cápsulas alcanza su parte más profunda, la dermis, lo que estimula también la producción de colágeno en las capas interiores.
Más benigno que la cirugía
Richard Weller, dermatólogo de la Royal Infirmary de Edimburgo, Reino Unido, encomió la metodología del estudio por probar el producto con un placebo. “Los que importan son los datos clínicos, que demuestran que las arrugas se redujeron en el grupo que siguió el tratamiento”, confirma. “No me consta ningún otro tratamiento por vía oral que consiga algo semejante.” Por otro lado, David Sarwer, de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, dice que los resultados son alentadores, pero “necesitamos más estudios en este campo que den resultados similares y que se publiquen en revistas especializadas, para que tengamos la evidencia suficiente de que estos suplementos impactan positivamente sobre la apariencia del rostro”.
Por su parte, Nichola Rumsay, del Centro de Investigación sobre el Aspecto de la Universidad del Oeste de Inglaterra en Bristol, dice que las cápsulas antienvejecimiento son más benignas psicológicamente hablando que la cirugía facial, aunque siguen inculcando el mensaje de que las arrugas son algo malo y antiestético. “Deberíamos aceptar las arrugas con más elegancia. Alguien debería desarrollar una píldora que haga que la gente deje de preocuparse tanto por su aspecto físico”, según ella. “Eso sin duda haría que las personas fueran mucho más felices de lo que son ahora.”
Seguramente sea así. Pero mientras llega el momento en que se produzca ese hipotético cambio de conciencia, hay que tener en cuenta que vivimos en una sociedad que valora cuidar la apariencia física y mantener siempre una imagen juvenil.
Por eso, los resultados preliminares de esta investigación son tan esperanzadores, porque sugieren el inicio de una nueva era en los tratamientos antiaging, en la que el secreto de la “eterna juventud” residirá en activar los genes responsables de la actividad de aquellos otros encargados de fabricar proteínas vitales para el buen tono de la piel. Las temidas arrugas podrían tener los días contados.