La primera publicidad del año en la cadena catalana TV3 fue un anuncio contra la gripe y los resfriados de un laboratorio homeopático, seguido por alrededor de un millón de personas. Y su importancia tiene un motivo. En los próximos meses, estos productos (que no pueden ser considerados medicamentos), podrían recibir el espaldarazo decisivo por parte del Ministerio de Sanidad para poder ser recetados por los médicos de la Seguridad Social. Así, las ya populares esferas de agua con memoria obtendrían un respaldo oficial. Solo falta un pequeño paso. Antes de registrarse en la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, todas las farmacéuticas deben presentar un informe que avale calidad, seguridad y eficacia. Pero a los laboratorios homeopáticos, legalmente, les basta con demostrar su uso extendido y no precisan ensayos clínicos. ¿Se trata, entonces, de cura? ¿O es una estafa?
Diluye hasta el infinito
La homeopatía se basa en el principio de la similitud que propuso el médico alemán Samuel Hahnemann a principios del siglo XIX: aquellas sustancias relacionadas, aunque sea remotamente, con la dolencia (por ejemplo, se receta agua expuesta a los rayos de la Luna para tratar mareos) son capaces de curar usándolas en diluciones infinitesimales.
De manera que si se extrae 1 ml de sustancia original y se diluye en 99 ml de agua, al agitar se obtiene una disolución llamada 1CH (Centesimal de Hahnemann). Si a su vez se extrae 1 ml de esta disolución y se repite el proceso, el resultado serán 2 CH. Así sucesivamente. Según el método homeopático (carente de base científica), cuanto mayor es la disolución, más aumenta su poder curativo.
Bienvenido Barelli, farmacéutico homeópata en Murcia, explica: “En Francia, con una gran tradición en homeopatía, no se exigen ensayos para el registro de estos medicamentos. La mayoría tienen una experiencia de más de 2 siglos en numerosas afecciones en las que se ha constatado su gran utilidad y seguridad”.
Los informes publicados en revistas científicas muestran que la homeopatía tiene la misma eficacia que los placebos
Esta laxitud en la obligatoriedad de probar su eficacia está levantando verdadera polvareda. Vicente Baos, médico de familia, ha firmado un manifiesto en el que insta a la Agencia Española de Medicamentos a no aprobar ningún tratamiento que no haya demostrado mediante ensayos clínicos una eficacia y seguridad al menos superiores al placebo. Exige, además, la retirada de aquellos que presenten efectos adversos desproporcionados.
En cualquier caso, Barelli insiste en que este borrador es una buena noticia. “Existía la necesidad desde hace tiempo de registrar estos medicamentos que forman parte de la realidad de la farmacia y ofrecen al farmacéutico una opción de gran utilidad para el consejo en patologías de autocuidado, como gripe, tos, dolor de garganta, estrés, rinitis alérgica, quemaduras de primer y segundo grado… Y en particular, en pacientes que tienen limitada la toma de otros medicamentos, como mujeres embarazadas y niños”.
¿Cuál es, entonces, la realidad? ¿Es la homeopatía la panacea universal o es un cuento chino? Para responder serán necesarios, al igual que en otras áreas, muchos ensayos clínicos.
Primer estudio con niños
A finales de 2013 se cerró en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo el período de reclutamiento de niños de cuatro meses a 12 años que forman parte del primer ensayo clínico doble ciego que decidirá si la homeopatía es capaz de curar la otitis secretora (episodios recurrentes de acumulación de mucosidad en el oído medio). Del grupo de 97 pacientes, a unos se les administra el contenido de dos recipientes: el tubo A contiene jacinto de los bosques y tuya occidental (Agraphis nutans 5 CH + Tuya occidentalis 5 CH, en la jerga homeopática); el B, cloruro de potasio y yoduro de arsénico (Kalium muriaticum 9 CH + Arsenicum iodatum). El segundo grupo de niños recibe dos réplicas con placebo. Ni pacientes ni médicos saben qué está tomando cada uno. El equipo, liderado por la doctora Fernanda Pedrero, se limita a recoger resultados durante las tres visitas programadas para cada paciente y controla que no surjan complicaciones derivadas de la enfermedad.
Fernanda Pedrero es otorrinolaringóloga y este es su primer contacto con la homeopatía. Desde que empezó con los trámites y primeros protocolos de esta investigación, en enero de 2010, la pregunta repiquetea insistente en sus oídos: ¿es eficaz? “De momento”, dice, “sé que hay un grupo con signos de mejora; el otro no, pero desconozco si estos resultados son clínica y estadísticamente relevantes”.
Puede que el pronóstico sea incierto, pero sus pacientes han sido derivados al servicio de Otorrinolaringología de este hospital después de una peregrinación de médicos y tratamientos convencionales sin éxito. La medicina ortodoxa no tiene una solución definitiva, excepto la cirugía, sobre todo si hay pérdida grave de audición. Y entre el bisturí e intentarlo una vez más, muchos se inclinan por la última. La homeopatía, aunque necesita investigación y argumentos, se ha convertido en una alternativa de uso cotidiano, como medicina paliativa, complementaria o resolutiva. Es una práctica social.
Según Javier Lanuza, profesor de Farmacología de la Universidad de Zaragoza, unos 10.000 médicos la prescriben en los hospitales públicos o privados, y varias universidades españolas imparten programas de formación. En cuanto a sus usuarios, el 30% de nuestra población recurre a ella, y el 80% de quienes la usan la recomiendan.
El principio de que ‘lo similar cura lo similar’, no tiene fundamento. La diabetes no se cura con azúcar
¿Serán estos los pasos previos a su adhesión a la Seguridad Social? Lanuza ve poco probable que ocurra como en Francia, donde tanto la consulta como la prescripción del medicamento homeopático están integradas en el sistema de salud.
La oncóloga Verónica Calderero toma también como referencia para su especialidad al país galo, que incorpora cada vez más en los equipos multidisciplinares un médico homeópata.
Todo ello, sin que ningún estudio clínico controlado haya demostrado algún efecto antitumoral, aunque sí parece mejorar la calidad de vida del enfermo oncológico. Un ensayo clínico en el Hospital de Mataró (Barcelona) con pacientes con cáncer de mama y fatiga asociada a la quimioterapia demostró el alivio gracias a la homeopatía en un 60%, frente al 40% que tomó placebo. ¿Es suficiente esta diferencia?
Verónica Calderero ejerce la oncología con rigor y, a pesar de que no hay más de media docena de oncólogos en toda España que aplique homeopatía, espera no ser considerada un bicho raro. Como aval de su práctica menciona algunas investigaciones. En 2009, cuatro de ocho estudios en el Registro de Ensayos Controlados del Grupo Cochrane, que evalúan la eficacia del tratamiento homeopático en los efectos secundarios de los anticancerosos, presentaron resultados positivos. Claro, que el 50% de los ensayos restantes no demostraron nada.
Otro trabajo publicado por la revista BMC Cancer en 2011 recoge una investigación dirigida por Matthias Rostock, del Hospital Universitario de Zúrich, sobre 639 pacientes que mostraron una mejor calidad de vida en los tres primeros meses y una disminución significativa del cansancio.
Si es medicina, debe ir con receta
Los médicos que la aplican habitualmente –por ejemplo, el Hospital Gregorio Marañón la usa en el control de las alergias– reciben la intención de regularización de estos fármacos con satisfacción moderada: “Si es para favorecer la seguridad y la eficacia en la fabricación, su repercusión será positiva, aunque el prestigio definitivo –entendido como seguridad y eficacia– llegaría si el medicamento homeopático unitario, es decir, no de marca, necesitase obligatoriamente receta médica”, asegura Inmaculada González-Carbajal, presidenta de la Federación Española de Médicos Homeópatas.
En medio de este torbellino quedan aún en el aire aspectos como el impacto que tendrá en el precio final del producto. Susana Díaz, de Boiron, confía en que el proyecto no afectará al proceso de fabricación, puesto que “los medicamentos ya están autorizados y, por tanto, sometidos a la legalidad”. El sector espera, además, ser atendido en peticiones como la doble tasa de registro, que permitiría pagar un impuesto más barato si el producto ofrece escaso margen de ganancia a los fabricantes.
Si la regularización sale finalmente adelante, sería un hito para la homeopatía y, al mismo tiempo, un despropósito para la medicina ortodoxa más escéptica.