Entre dos aguas. Así titula el neurólogo Francisco Barnosell su libro. Pero sobre todo, así es como él “nada” desde que su hermana empezó a hablarle, hace 13 años, de otros modos de curar, de los que no aparecen
en los libros de la Universidad. Barnosell es doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona, y ahora quiere ser un puente entre la medicina probada y la espiritualidad. Su hermana le habló del reiki: “Apréndelo, porque un día lo necesitarás”. Y hoy se encuentra impulsando un proyecto que busca la rúbrica oficial de prácticas como el reiki y la meditación.
¿Delirio o razón? El objetivo de Barnosell es que se investigue algo que él asegura tener personalmente comprobado: “El beneficio para la salud de prácticas que aún no somos capaces de explicar”. ¿Deben y pueden los médicos abrir sus puertas a estas disciplinas? De momento, parece que, al menos en el caso del reiki, hay ya una entrada bien visible en muchos hospitales, clínicas privadas y centros de salud de nuestro país. Pero entran por la puerta de atrás, se hace de manera no oficial y bastante discreta.
Una presión creciente
No hay aval científico. Ningún estudio riguroso demuestra que el reiki cure más allá del placebo. Sin embargo, el argumento con mayor peso para Barnosell lo aportan los resultados de las personas que buscan alternativas: “Existe un creciente interés por parte de los pacientes. Cada día la solicitan más. Ellos comprueban los beneficios, y se ha ido instaurando en hospitales de todo el mundo. Cada año sigue creciendo acompañado de otras prácticas similares y complementarias. En muchos centros de EEUU, el reiki ya está implantado dentro de la medicina integrativa desde hace muchos años”. Barnosell se refiere a una nueva visión médica: la medicina integrativa engloba la convencional y lo que llaman medicina natural.
Sus defensores piden un modelo de salud menos biológico, que tenga también en cuenta la mente
Según el neurólogo, ha sido imprescindible que los médicos se implicaran en este proceso para perder el miedo no solo a lo desconocido, sino también a poderlo demostrar empíricamente. A juzgar por los relatos de algunos facultativos, enfermeros y pacientes, los resultados parecen satisfactorios; pero a la hora de buscar literatura científica, no hay nada a favor y sí mucho en contra.
“Esto no le resta peso”, dice Ernest Guirao, fundador de Omnia Reiki Institute, desde donde promueve el voluntariado de esta disciplina en los colectivos sociales más vulnerables o en riesgo de exclusión. Guirao colabora con la Universitat de Barcelona e instituciones sanitarias, y el año pasado puso en marcha una investigación con el Centro de Asistencia Primaria del EAP Dreta de l’Eixample y la Escuela de Enfermería, ambos de Barcelona, una investigación con 200 pacientes hipertensos para ver su impacto en esta enfermedad.
Aunque faltan resultados definitivos, Guirao insiste en que esta terapia bioenergética funciona. Hay que explicar que en la base del reiki está esta idea anticientífica: canaliza y transmite manualmente lo que llaman la energía vital universal presente en todo ser vivo y en la naturaleza, y, de ese modo consigue activar los mecanismos de regulación, regeneración y autosanación de nuestro organismo. Esa es la base. Difícil hacer un estudio científico que siquiera detecte las energías de las que Guriao habla. “El resultado que observamos con la práctica”, dice, “es un individuo más sano y vital, centrado, relajado y equilibrado emocionalmente”.
Para dar una explicación, los médicos que lo prescriben hablan de lo mismo que ocurre con un abrazo, con la risoterapia y con múltiples actividades que te mantienen un rato al día en contacto con otro ser humano que te atienda. En estos casos, sí hay pruebas de que mejora el sistema endocrino y las emociones. “Igual que un estado de cólera alborota la secreción hormonal y actúa como un veneno, la serenidad consigue un efecto terapéutico”, explica Barnosell.
Una ayuda contra la ansiedad
Del impacto de las emociones en la salud humana habla la psicóloga Marta de la Fuente, quien trabaja en la Unidad de Psicooncología de MD Anderson Cancer Center, en Madrid. “El diagnóstico de cáncer y los tratamientos son una fuente de estrés muy intenso que hace que el 30% de los pacientes necesite atención psicológica. Terapias como el reiki, la meditación, la risoterapia y el yoga consiguen un alivio de las molestias propias del tratamiento y un mejor manejo en las reacciones habituales tanto en el enfermo como en sus familiares”.
“La ‘energía vital’ no pasa ninguna prueba científica, pero el reiki no tiene efectos adversos”
El reiki se está usando para cualquier tipo de dolencia, independientemente del diagnóstico y del pronóstico, tanto para adultos como para niños. “Ayuda a disminuir los niveles de ansiedad y las dificultades para dormir que suelen experimentar los enfermos hospitalizados. Es también muy eficaz en el proceso de duelo por la muerte de un ser querido ”, añade Dulce Camacho, directora de Alaia, una asociación que ofrece sesiones desde el año 2004, como voluntarias, a los enfermos que lo soliciten en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Pasan por las plantas de Oncología, Unidad de Trasplante de Médula, Medicina Interna y Psiquiatría, entre otros, y son cada vez más las personas que les solicitan un tiempo de reiki para ellos. Los voluntarios de Alaia no son médicos, son personas que han seguido los pasos para iniciarse en el reiki, adquieren una sabiduría que transmiten “maestros”, sin que exista ninguna titulación o sistema oficial. Después, voluntariamente, ofrecen sus practicas en el hospital.
María Fuentes fue una de las primeras voluntarias en el Servicio de Hematología y en la Unidad de Trasplante de Médula: “Los comentarios de los propios pacientes hicieron que nos fuesen solicitando en otras Unidades. La terapia de reiki no sustituye en absoluto a la medicina convencional, ni interfiere en el tratamiento prescrito por el médico”.
Se piden más ensayos
Y cada vez son más los que, como María, se instruyen en reiki. La Fundación Sauce, liderada por John Curtin, ha instruido en esta técnica a varios miles de alumnos y envía cada día a sus voluntarios a centros médicos y hospitales, como La Paz, Puerta de Hierro y el Gregorio Marañón.
El reiki no cura. “Favorece la recuperación al desbloquear la energía bloqueada. Activa los sistemas naturales del organismo para regenerarse y fortalecer el sistema inmunitario. Es una capacidad natural que tiene el ser humano”, explica Carmen Valenzuela, maestra de reiki y fundadora del centro Contigo Bienestar y Belleza.
Lourdes Casillas, profesora de Enfermería Médico Quirúrgica en la Universidad Autónoma de Madrid, realizó un ensayo clínico con 150 mujeres diagnosticadas de fibromialgia. A las pacientes se les aplicó una sesión semanal de reiki durante un mes. Los resultados, según Casillas, mostraron la efectividad del reiki en la disminución del dolor y la fatiga física.
En International Journal of Clinical Practice, revista científica, se analizaron 205 publicaciones que mostraban ensayos clínicos, pero solo nueve de ellos cumplían los mínimos criterios que se piden para poder extraer conclusiones. Para casos de depresión, dos de esos nueve mostraron algunos beneficios del Reiki sobre el placebo, mientras que uno de ellos no mostró ninguna mejora. Para los casos de dolor y ansiedad, un ensayo no mostró diferencias con el control. Para el estrés, uno de los estudios mostró una ligera eficacia respecto al control, mientras que para la recuperación funcional tras un infarto isquémico no se encontró ningún beneficio respecto al control, como tampoco se encontraron efectos terapéuticos en los casos de ansiedad de mujeres embarazadas que han sufrido una amniocentesis.
Tampoco se encontraron efectos terapéuticos en casos de diabetes, de ansiedad y depresión en mujeres que han sufrido una biopsia mamaria. Sin embargo, claramente, los ensayos científicos son pocos, y lo que piden fundamentalmente los seguidores de estas prácticas es que se investigue más.
Según Juan Carlos Durán, cirujano vascular en los Hospitales San Roque, en Canarias: “Si analizamos el proceso vivido en Estados Unidos, podemos extrapolar perfectamente el futuro de la medicina integrativa en Europa. La pregunta es: ¿por qué negarnos en España a estos beneficios? Si bien la energía es muy difícil de medir desde el punto de vista científico, tenemos la ventaja de que no tiene ningún efecto adverso”.
Desde su posición científica, no le cabe duda de que el sistema de salud debería evolucionar: “Hacia un modelo menos biológico, que tenga muy en cuenta la relación mente y cuerpo, tanto en el proceso de la génesis de las enfermedades crónicas como en el proceso de recuperación de la salud”.
“Es imprescindible”, enfatiza el neurólogo catalán Francisco Barnosell, “la investigación de equipos multidisciplinarios para seguir validando algunas terapias. Como no todas son válidas, los médicos debemos analizar con profesionalidad, sentido común y valentía hasta dónde debemos llegar”.