Una de las consecuencias de la cuarentena provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, es que el consumo de alcohol en el hogar ha aumentado, hasta un 30% dependiendo de la comunidad. Y con ello también se incrementaron las resacas. A lo largo de décadas se han recomendado varios remedios naturales para aliviar los síntomas , pero ninguno estaba amparado por evidencia científica sólida. A eso se suma que las creencias populares sobre las causas de la resaca podrían estar equivocada, así lo afirma un reciente estudio publicado en BMJ Nutrition Prevention & Health.
Los resultados indican que la deshidratación y la pérdida asociada de electrolitos pueden no ser en gran parte responsables de todos los síntomas comunes de la resaca.
Para llegar a esta conclusión, los autores, expertos del Instituto de Fisiología Molecular de la Universidad Johannes Gutenberg, realizaron el análisis aleatorio, doble ciego más grande hasta la fecha. Los expertos contaron con 214 voluntarios entre 18 y 65 años que fueron divididos en tres grupos y podían beber la cantidad que quisieran de cerveza o vino. Un grupo fue el de control (bebieron una solución de glucosa antes del alcohol). El segundo bebió una solución de extractos de plantas y vitaminas y minerales. Y el tercero solo las vitaminas y los minerales.
Los extractos de plantas incluyeron acerola, ginkgo biloba, sauce y raíz de jengibre. Entre las vitaminas y los minerales había magnesio, potasio, bicarbonato de sodio, zinc, riboflavina, tiamina y ácido fólico.
Se registró la cantidad y el tipo de bebidas consumidas se tomaron muestras y mediciones de presión arterial, orina, etc. La cantidad promedio de alcohol consumido fue prácticamente la misma en los tres grupos: 0,62 ml / minuto.
El análisis final mostró que la intensidad de los síntomas variaba ampliamente entre los participantes. Los que menos consecuencias mostraron fueron los que habían bebido el suplemento vitamínico y los extractos de plantas. Para ellos, la intensidad media del dolor de cabeza fue un 34% menor, las náuseas un 42% menos, mientras que los sentimientos de indiferencia disminuyeron en un promedio del 27% y la inquietud en un 41%.