El virus SARS-CoV-2, responsable de la COVID-19 ya ha infectado a cerca de 40 millones de personas en todo el mundo. Entre todos los estudios en los que se está centrando la ciencia, el desplazamiento de los aerosoles que contienen el virus y se desplazan por la tos o al fumar o hablar, es uno de los más importantes.
Si bien los científicos han estudiado las propiedades del aire en la boca, como el volumen, la temperatura, la distribución de las gotas y la humedad, se sabe menos sobre cómo cambian estas propiedades a medida que las partículas viajan a través del aire. Ahora, un estudio publicado en Physics of Fluids, un equipo de científicos, liderados por Amit Agrawal y Rajneesh Bhardwaj, ha conseguido estimar el volumen de la nube de tos y cuantificar la reducción de su volumen en presencia de una mascarilla.
“Nuestra estimación – señala Agrawal – puede ayudar a diseñar la ventilación más adecuada para espacios cerrados y, en consecuencia, reducir la propagación de la enfermedad”.
Usando un análisis basado en la teoría de la expulsión de aire y datos experimentales, los autores descubrieron que los primeros 5 a 8 segundos después de toser son los que importan para suspender las gotas exhaladas en el aire y, en consecuencia, para la propagación de la enfermedad. Después de ese tiempo, la nube generalmente comienza a dispersarse.
Para comprender cuan importantes son las mascarillas en este contexto, los resultados mostraron que una mascarilla quirúrgica reduce 7 veces el volumen de la nube, mientras que una N95, lo hace 23 veces, en comparación con no usarlas.
“Nuestros hallazgos demuestra que cualquier cosa que reduzca la distancia que recorre la nube, como una máscara, un pañuelo o toser en un codo, debería reducir en gran medida la región sobre la que se dispersan las gotas al toser y, por lo tanto, las posibilidades de infección”, añade Bhardwaj.
Entre los resultados menos esperados, los científicos descubrieron que la fuerza con la que una persona tose, afecta la velocidad inicial pero no tanto al volumen de la nube de aerosoles cuando la persona no usa una máscara.
Los científicos determinaron una fórmula para determinar la distancia que viaja una nube de aerosol según su volumen: el cubo de la distancia total recorrida por la nube con la constante de proporcionalidad entre 1 y 150. Esta fórmula será útil para determinar el número máximo de personas que se pueden alojar en una sala (de cine, hospital, oficinas, etc.) y la velocidad mínima a la que debe circular el aire para reducir la posibilidad de infección.