En el Museo de Arqueología de Copenhague se conserva un ataúd primitivo, de la Edad de Bronce, hecho con el tronco de un árbol que se ahuecaba para albergar el cadáver.
Fue la forma más común de enterramiento entre las clases populares hasta el siglo XVII, cuando se universalizó el uso del ataúd en Europa.
La burguesía y la nobleza recurrían a materiales nobles, piedra, plomo o hierro, mientras los más pobres eran sepultados envueltos en un lienzo o cubriendo su cuerpo desnudo con heno y flores.
Redacción QUO
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