Si el tabaco va estar cada vez más prohibido, ¿por qué no buscarle otra salida? Así piensan en la comarca de Campo Arañuelo (Cáceres). En esta zona, dedicada tradicionalmente al cultivo de esta planta, se planea la construcción de una instalación de producción eléctrica a partir del tabaco. El objetivo es lograr una potencia de 150 megavatios, de la que se podría extraer una cantidad de electricidad suficiente para abastecer a todos los hogares de Extremadura.
Esta central de biomasa, que también usará maíz, se basa en un proceso natural, la fermentación anaeróbica del sustrato orgánico. En el ensilado de las plantas se produce un gas compuesto por metano (CH4) y anhídrido carbónico (C02). El gas se conduce hasta unos motores que hacen girar los alternadores, produciendo la electricidad.
La empresa promotora, Desarrollos Rurales El Encinar, ha anunciado que la primera fase, comenzará después de junio, con una inversión de 88 millones de euros para unas instalaciones de 49 megavatios de potencia.
Redacción QUO
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