El estadounidense Bill Drayton, fundador de Ashoka, ha recibido el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2011. Con este motivo, reproducimos la entrevista a la directora de la asociación en España.
La asociación internacional Ashoka lleva 28 años dando apoyo y formación a emprendedores sociales innovadores de todo el mundo. Esta figura, a la que ellos dieron nombre, es la de una persona con una idea concreta destinada a impulsar el cambio social en un área determinada. Con ocasión de la conferencia Ciencia contra la Pobreza, María Zapata, la directora de su delegación en España, explicó a QUO en qué consiste esa labor tan revolucionaria como desconocida. Y cómo han creado un foro de colaboración entre esas inquietudes individuales y la empresa privada.
¿Cuál es la labor de Ashoka?
Ashoka es la primera red mundial de emprendedores sociales innovadores. Trabajamos ahora mismo en 70 países y tenemos una red de 2.500 emprendedores sociales. Además de difundir la figura del emprendedor social, término que acuñamos, los apoyamos en sus comienzos y les conectamos con toda la red internacional.
¿Cómo se articula esa ayuda?
Uno de los modelos a los que nos estamos enfocando mucho son las cadenas híbridas de valor, que ponen en contacto a emprendedores sociales y grandes o medianas empresas.
¿Qué pueden ofrecerse mutuamente?
Para las empresas, el mercado potencial que ofrece la población que está viviendo con menos de 2 dólares al día, lo que llamamos la base de la pirámide, en temas de energía, vivienda, alimento, etc. es de 4 trillones de dólares. Por tanto, la oportunidad de mercado para esas empresas es brutal, y ellas lo saben. Pero las desconocen y no saben cómo acceder a ellas.
Los emprendedores sociales trabajan con esas poblaciones y su labor es acercar a la multinacional hasta ellas, mientras salvaguardan los intereses de éstas.
Es decir, la motivación de la empresa es puramente comercial.
Sí, pero nosotros vamos a aprovechar toda la fuerza del mercado para conseguir la transformación social. Los emprendedores sociales son muy flexibles y pragmáticos. Dicen “yo quiero cambiar esto, si tú colaboras por negocio, yo te voy a decir cómo y te voy a ayudar par que lo hagas bien, dignamente”. Además, estamos viendo que, cuando empiezan a trabajar con los emprendedores sociales, se les abre otro mundo.
ALGUNOS CASOS:
Carlos Cruz (México) Buscaba oportunidades laborales para chicos pandilleros. Danone necesitaba vender productos lácteos a las poblaciones de bajos recursos y había localizado la venta ambulante en los cruces de los semáforos como oportunidad de negocio, pero no sabían cómo empezar. Ashoka les puso en contacto con Carlos Cruz. Ahora los chicos son vendedores y sus llegan a las madres, es decir, tiene una repercusión en las familias. Danone pone todo lo que es la capacidad productiva y económica. Los beneficios también ayudan a la organización de Carlos, que puede seguir haciendo su labor de una manera más eficaz.
Isabel Cruz (México). Montó Amux, una empresa para llevar seguros al ámbito rural. Quería crear un seguro de vida para estas poblaciones, pero no tenía la capacidad ni económica, ni técnica para montarlo. Zurich pretendía aprovechar el potente mercado de esas poblaciones, pero no contaban con infraestructura en el mundo rural. Se unieron y ahora Amux participa en la distribución, pero también en el diseño del seguro.
Grameen Bank (India), conoce muy bien la población menos favorecida, para la que Danone quería fabricar productos lácteos. Pero en la India no tiene sentido vender 8 yogures, porque la gente no tiene ni refrigeradores, ni poder adquisitivo para comprar 8 yogures a la vez. Graming ha empezado a fabricar con ellos unos yogures muy pequeñitos, que se venden sueltos por 3 rupias. Además, como en India todo se tira, se han asegurado de que el bote sea reciclable, y que no necesite refrigeración.
Haidy Duque (Colombia) trabaja sobre todo con poblaciones desplazadas por la guerra. Junto a Colcerámica, ha montado un sistema para que las propias personas desplazadas vendan estos productos, se beneficien de ellos y ayuden a Colcerámica a diseñarlos. Los proyectos casi siempre tienen esta doble vertiente de mejorar la vida de estas poblaciones, a la vez que les estás dando un trabajo, dar productos adaptados a ellos y trabajo para las personas de bajos recursos.
También en España
Jean Claude Rodríguez-Ferrara trabaja en comunidades autogestionadas. Tienen una serie de grupos de inmigrantes que se juntan para autofinanciarse. DKV estaba intentando diseñar un seguro para esos inmigrantes. Ellos estaban empeñados en salud, pero a los inmigrantes no les interesaba, porque la Seguridad Social ya cubría sus necesidades. Sin embargo, les asustaba mucho morir en España y sus cuerpos no se repatriasen. Entonces, a través del trabajo con este emprendedor social, DKV diseñó un producto muy interesante para repatriación de cadáveres y lo vende a través de estas redes.
Pilar Gil Villar