Sí. Se sabe que el ser humano incrementa la producción de ciertas hormonas (catecolaminas) en casos de ansiedad, de peligro o de emoción intensos. Ese aumento de secreción se traslada a la piel y la sudoración la expone a olfatos sensibles, como los de los animales. Así que se cree que, cuando un animal lo percibe, lo interpreta como la “antesala” de una reacción agresiva, y se pone en alerta.

Enviada por Alba Vázquez Gracía, correo electrónico

Redacción QUO