El resto arqueológico más antiguo de estas construcciones se conserva en la ciudad griega de Salónica. En 1990 se descubrió una casa de baños, que a la vez era un burdel, del siglo I a. C. en el que, entre otras cosas, se hallaron consoladores de arcilla y una hilera de retretes abiertos sobre una plataforma elevada. Un siglo después, en Roma, ya se usaban urinarios públicos. Los llamaban columnas mingitorias o vespasianas, en honor del emperador que ordenó su construcción. Por cierto, la orina recogida se utilizaba después como lejía.
Redacción QUO