Afortunadamente, en el cine aún hay lugar para platos inclasificables. Uno de ellos es My Winnipeg, filme del canadiense Guy Maddin que llega a nosotros tras haber sido premiado en Berlín. A medio camino entre la realidad y el mundo de los sueños, la película recrea la historia de Canadá a través de la memoria de una anciana. Una memoria frágil e inestable, porque en sus recuerdos el país americano fue invadido por los nazis y luego por los soviéticos, hasta ser liberado por superhéroes de un folletín televisivo. ¿Un disparate? Tal vez, pero tiene más enjundia de la que parece, ya que el filme pertenece a esa tendencia tan en boga en el cine actual, que juega con los mecanismos manipuladores de la ficción. Su director lo explica perfectamente al afirmar que “si dentro de cien años el único documento que existiera fuera este filme, ¿cómo podría saberse que la historia de Canadá no fue realmente como yo la cuento?”.
Redacción QUO