Una nueva teoría sugiere una ecuación para determinar la causa y el nivel de nuestras respuestas a cualquier estímulo humorístico, según un artículo publicado en Alphagalileo.
La ecuación en cuestión es la siguiente: H = MxS. El placer que nos produce un estímulo gracioso o humorístico (H) se calcula multiplicando el grado de desinformación percibida (M) por la medida en la que el individuo es susceptible a tomárselo en serio (S).
Según el autor de esta fórmula, el matemático británico de la Universidad de Cardiff, Alastair Clarke, los seres humanos somos más dependientes de nuestro comportamiento basado en la información cultural heredada que cualquier otra especie, y por lo tanto la exactitud de dicha información es de una enorme importancia. Sin embargo, estamos expuestos a amenazas continuas de error y engaño, que pueden afectar seriamente a nuestras posibilidades de supervivencia y de éxito. Por ello, el humor nos recompensa en la medida en que nos damos cuenta de la desinformación en que viene envuelta.
Clarke explica que cada vez que entendemos un chiste o un juego de palabras gracioso, hemos logrado rechazar lo que es falso y podría dañarnos, y por eso nos reímos, al haber resuelto las inconsistencias en la estructura de nuestro conocimiento.
El científico, que acaba de publicar el libro “The Faculty of Adaptability: Humour’s Contribution to Human Ingenuity” (La facultad de adaptabilidad: Contribución del humor a la ingenuidad humana), matiza que no propone la ecuación algebraica para que la tengamos en cuenta antes de encontrar algo divertido, sino para reflejar las reacciones instantáneas del cerebro ante una desinformación potencialmente peligrosa.
Redacción QUO