Lo descubrieron varios trabajadores del Archivo Histórico Nacional de Toledo mientras analizaban otro tipo de documentos. De repente, entre papeles y notas históricas, se encontraron con algo que en un principio les pareció otro documento más, pero que en realidad tenía una forma que disipaba las primeras dudas: en uno de sus extremos el extraño papiro se redondeaba. En otro, poseía una abertura con una cuerda ajustable: eran un par de preservativos de hace dos siglos elaborados a base de intestino de cerdo.
Según declararon los investigadores a BBC «Fue una sorpresa. Estábamos estudiando la correspondencia del Ducado de Béjar entre 1814 y 1830 cuando encontramos el paquete. No sabemos a quién pertenecen pero creemos que son de procedencia francesa. Su uso, era más común entre gente pudiente».
Preservativos reutilizables
Los ejemplares, realizados con intestino de cerdo o cordero, eran reutilizables. Además, en el contexto histórico en el que se ubica, no solo eran clandestinos, sino que la gente se hizo con ellos para evitar las múltiples enfermedades venéreas a las que tanto temían (sífilis y gonorrea) y estaban expuestos.
Para poder reutilizarlos, era preciso remojarlos antes en leche para suavizar la aspereza del material. Justo en el lado de la abertura, había una cuerda ajustable que permitía que el preservativo no se saliese.
Aunque ciertamente, no son los primeros que aparecen. Hace dos años, entre las páginas de un libro de medicina de la Universidad de Salamanca, aparecieron varios ejemplares más.
Los orígenes de los preservativos, usados en principio por personas pudientes ya que eran «objetos de lujo», se remontan a los egipcios unos mil años antes de la era cristiana. Su llegada a Europa se sitúa sobre el siglo XVI, en el que quedan registros de Gabriel Fallopio, un conocido anatomista de la época, que describe los productos como «de lino o seda, incómodos y poco seguros».
Hacia 1900 se fabricaban de forma clandestina en lugares como el barrio chino de Barcelona. De forma clandestina, pues debido a la moral,no estaban bien vistos.
Redacción QUO