La luz al final del tunel que muchas personas aseguran ver cuando están dando su último suspiro, podría ser consecuencia de un flujo muy elevado de serotonina en el cerebro.
Las experiencias cercanas a la muerte (ECM), son reportadas por una de cada cinco personas en estado crítico, y sus causas son aún un misterio para la ciencia. Pero ahora, el equipo de investigadores de Alexander Wutzler de la Universidad de Medicina Charité(Berlín), ha dado con una posible vía de investigación. Se preguntaron e intentaron averiguar, si la serotonina -un neurotransmisor implicado en el procesamiento del sonido y la visión y la regulación del humor- juega un papel protagonista.
Para ello, administraron a seis ratas una sobredosis de anestésico. Cuando las drogas hicieron el efecto oportuno, pudieron comprobar que los niveles de serotonina en el cerebro se habían triplicado en el momento de su muerte. Wutzler espera ver un incremento similar cuando el cerebro humano muere, ya que afirma que podría ser la serotonina la que está detrás de las ECM. Por su parte, el Profesor Jakob Hohwy de la Universidad de Monash en Melbourne dice estar seguro algo: «Una cosa que no podemos decir es que las ratas hayan sufrido experiencias cercanas a la muerte».
El estudio ha sido publicado en Neuroscience Letters.
Redacción QUO