En las campañas militares, muchos generales romanos escogían a algunos soldados para servir como guardias en su tienda. La primera referencia documentada es del año 146 aC cuando Publio Cornelio Escipión Emiliano marchaba hacia Numancia al frente del ejército, y con una cohorte integrada por 500 amigos que formaban su escolta personal. El grupo se desintegraba al acabar la campaña, pero cuando César Augusto se convirtió en emperador, en 27 a. C., tomó la idea y formó la Guardia Pretoriana, encargada de escoltarle y protegerle. El nombre del cuerpo tiene su origen en el de la tienda de campaña del «praetor», el general del ejército al que originariamente daban servicio. Pertenecer al mismo era un privilegio que se reconocía con una doble paga. La Guardia pervivió durante tres siglos y llegó a tener 4.000 miembros.
Redacción QUO