A los intentos por evitar que la polución de Pekin contamine la imagen de las Olimpiadas, ahora las autoridades chinas unen sus esfuerzos para que aquello no parezca un lupanar. Según un comunicado oficial, no se tolerarán publicidades “obscenas, sexuales o supersticiosas”. De momento, quien está pagando las consecuencias es la industria farmaceútica y los anuncios relacionados con el tratamiento de enfermedades venéreas. Su preocupación, sin embargo, no llega a la selección de las azafatas que entregarán las medallas olímpicas. Las 337 seleccionadas cumplen medidas ideales en cuanto a busto, caderas, cintura, ojos, labios… aunque, según la jefa de la División de Ceremonias, también son cultas.
Redacción QUO
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