En el verano de 2017, la ciudad de Houston, en Texas, sufrió unas inundaciones catastróficas durante el paso del huracán Harvey. Fueron muchos los factores que contribuyeron a desencadenarla pero, ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Iowa, ha descubierto uno inesperado: los rascacielos.
Tal y como explican los autores del estudio, los huracanes se mueven mucho más rápido sobre el océano que sobre superficies duras. Los investigadores usaron simulaciones para estudiar el paso de un huracán como Harvey sobre un territorio similar en extensión a Houston, pero cubierto de árboles y campos de cultivo. Y los resultados revelaron que el skyline de la ciudad texana contribuyó a que la tormenta quedase estancada sobre ella.
Tal y como explican los investigadores, es como si los vientos del huracán hubiesen quedado atrapados entre los rascacielos y las torres de la ciudad. Y la fricción provocada por el viento sobre las paredes de los edificios tuvo un efecto sobre el movimiento del aire y del calor, creando las condiciones óptimas para que las precipitaciones fueran muy intensas.
En el caso de Houston, cayó durante cinco días el equivalente a toda la lluvia que cae en una ciudad como Barcelona durante un año.
Fuente: IFL Science.