¿Sabes quién te atrae y con quién quieres mantener una relación? Damos por sentado que, en la adolescencia, cuando empezamos a sentir atracción romántica y física por otra persona, el ser humano ya reconoce su propia orientación sexual, es decir, hacia qué sexo (masculino o femenino) se siente más atraído. Sin embargo, una nueva investigación, publicada en Journal of Sex Research, ha descubierto que la orientación sexual sigue evolucionando hasta bien entrada la edad adulta.
Las conocidas etiquetas de heterosexual, gay o bisexual son, de acuerdo con este trabajo, erróneas cuando se quiere definir la sexualidad de una persona, puesto que la atracción por un sexo u otro no es ni mucho menos una condición estática en el tiempo. Un equipo de la Universidad Estatal de Virginia, de EEUU, más conocida como Virginia Tech, ha analizado las encuestas realizadas a unos 12.000 estudiantes y su principal hallazgo es que los cambios en las atracciones, formación de parejas e identidad sexual son comunes desde la adolescencia y hasta acercarse a los 30, sobre todo en la mujer.
Etiquetamos pronto y mal
“La orientación sexual involucra muchos aspectos de la vida. Por quién nos sentimos atraídos, con quién tenemos relaciones sexuales o cómo nos identificamos”, explica la profesora Christine Kaestle, autora principal de este estudio. Considera que hasta ahora ha habido una tendencia muy clara por parte de los investigadores a centrarse en uno solo de estos aspectos o dimensiones para clasificar a las personas.
En su trabajo, a los participantes, entre 16 y 30 años, se les preguntó por qué género se sentía atraído en momentos puntuales. Sus respuestas confirmaron que esa percepción o sentimiento varía con el tiempo y que las tres categorías tradicionales de heterosexual, bisexual y gay son insuficientes para describir los diferentes patrones.
Después de esta investigación, los autores se atreven a describir hasta nueve categorías, si bien las personas heterosexuales conforman el grupo mayoritario y el que muestra menor cambio en sus preferencias a lo largo del tiempo. Los hombres, además, parecen más propensos a la heterosexualidad. Nueve de cada diez, frente a las tres cuartas partes, o menos, de las mujeres. En los gays y lesbianas se advirtieron las mayores fluctuaciones a lo largo de las diferentes etapas. Con este trabajo Kaestle quiere corroborar que la edad adulta sigue siendo un momento muy dinámico en el desarrollo de la orientación sexual.