Existe en la sociedad la percepción general de que a partir de cierta edad, las relaciones sexuales quedan relegadas a un plano casi inexistente. El envejecimiento, así como la disminución de la potencia sexual, son variables que pueden convertirlas en ‘historia pasada’. Sin embargo, según han demostrado unos investigadores de Illinois (Estados Unidos), esta situación podría no ser tan común como normalmente se percibe.

“Los problemas de salud o los estereotipos de la sociedad por motivos de edad que presentan a las personas mayores como asexuales no son excusas para renunciar a una vida”, comenta Liza Berdychevsky, profesora de recreación, deporte y turismo de la Universidad de Illinois.

En estas palabras refleja, en concreto, la esencia de una serie de visiones procedentes del estudio del que es autora. Ésta procede de un año de conversaciones sobre sexo en 14 comunidades online con personas mayores de 50 años. El lugar de la muestra, países angloparlantes: Australia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.

“Algunos adultos mayores informaron de que se abstenían de la actividad sexual debido a sus problemas de salud o su pérdida de interés. Otros, en cambio, se negaron a renunciar a la actividad sexual”, explica Berdychevsky.

El énfasis principal lo encontraron en mensajes como “apto sexualmente, interesado y activo”, que se dieron con frecuencia aunque se encontraran con situaciones diversas. Según los investigadores, la sensación de mortalidad cada vez más acuciante podría ser una razón para derribar inhibiciones y estereotipos que limitan su conducta cuando son más jóvenes.

Por esta razón, precisamente la exploración de la sexualidad durante la vejez podría ser una gran fuente de crecimiento personal. No obstante, deben enfrentarse primero a los propios muros que ellos mismos mantienen en pie debido a las convenciones culturales y sociales que han vivido, así como su experiencia psicológica.

“No todo el mundo ve las limitaciones como veredictos. Muchas personas mayores se mostraron dispuestas a ‘negociar’ sobre sus limitaciones, resistirse a ellas y encontrar diversas estrategias cognitivas y conductuales para seguir manteniento relaciones sexuales”, cuenta Berdychevsky.

Perder a la pareja tampoco es excusa

La viudez puede ser una de las barreras psíquicas más efectivas. No solo por las convenciones que se estancan en el paso de los años acerca de la posibilidad de volver a emparejarse, sino por la propia dificultad que entraña volver a enamorarse al alcanzar una edad. Sin embargo, no existe un condicionante biológico que impida las relaciones sexuales o al menos, uno generalmente extendido.

Un estudio de la Universidad de Shetffield realizado en 2010 demostró que la fertilidad no depende tanto del estado civil, sino de la oportunidad para reproducirse. Según reflejaron los autores del estudio, la selección natural ha permitido que durante siglos, las mayores tasas de fertilidad se produzcan en personas jóvenes debido a las convenciones ‘culturales’ para reproducirse. Al observar una tasa mayor de nacimientos en la viudez durante los últimos años, sugirieron que tal vez nuestra biología reproductiva cambie en el futuro.

Los investigadores de Illinois notaron que la vitalidad sexual tenía una fuerte conexión con la ‘juventud mental’ de las personas. Es decir, la calidad en lugar de la cantidad, la riqueza mental o las experiencias vitales pueden entrañar deseos que influyen sobre la edad y las condiciones de salud. Notaron, por ejemplo, que había cierta resistencia a probar actividades sexuales alternativas al encuentro tradicional, como el uso de juguetes sexuales.

Precisamente por ello, las comunidades en la redpodrían ser un gran ‘retiro’ para millones de personas mayores sexualmente activas que se dejan ‘tragar’ por la percepción tradicional del sexo a ciertas edades. El artículo, titulado Sex as Leisure in Later Life: A Netnographic Approach y publicado en la revista Leisure Sciences, está disponible online.

Redacción QUO