James Dewar, un químico de Cambridge, investigaba las propiedades de materiales a muy baja temperatura, cuando tuvo la idea de utilizar un frasco de doble pared para mantener el contenido muy frío. En su fabricación recurrió a un soplador de vidrio alemán, Reinhold Burger, que le robó la idea. La patentó en 1904, y el frasco de Dewar se convirtió para siempre en el termo (del griego thermos, calor), que conocemos.
Redacción QUO