La creencia generalizada de que Napoleón Bonaparte era muy bajo es consecuencia de una combinación de malas traducciones y propaganda.
En 1821, la autopsia de Napoleón, llevada a cabo por su médico personal, Francesco Antommarchi, determinó que su estatura era de «5/2». Ahora se cree que representa la medición francesa de 5 pieds 2 pouces, que en el sistema anglosajón serían 5 pies y 6 1/2 pulgadas, y en el métrico decimal, 1,69 metros.
La estatura media de los varones franceses entre 1800 y 1820 era de 1,64 metros, por lo que Napoleón habría sido más alto que la mayoría de personas a las que conoció y, de hecho, más alto que el inglés promedio -1,68 metros-. Solo era seis centímetros más bajo que el duque de Wellington, que era muy alto para época -1,75 metros- y era siete centímetros más alto que su otro gran enemigo, Horatio Nelson, que solo medía 1,62 centímetros.
Poco después de subir al poder en 1799, Napoleón impulsó requerimientos de estatura al ejército francés. En la elitista Guardia Imperial, los granaderos tenían que medir como mínimo 1,78 metros, y su guardia personal, los Cazadores Montados, tenían que medir como mínimo 1,70 metros. Por lo tanto, en la mayoría de ocasiones, los soldados que le rodeaban eran significativamente más altos que él, por lo que podía dar la impresión de que él era de baja estatura.
El gran caricaturista británico James Gillray creó la primera y más perjudicial imagen de Napoleón diminuto en El rey de Brobdingnag y Gulliver, inspirándose en Los viajes de Gulliver. En la imagen, el rey Jorge III sostiene a Napoleón en la palma de su mano, le inspecciona con una lupa y comenta: «Solo puedo concluir que es uno de los reptiles más odiosos y perniciosos que jamás se hayan arrastrado por la faz de la Tierra».
La persistencia del mito del Napoleón bajito se explica también por el uso generalizado del término «complejo de Napoleón» para describir a personas de corta estatura que compensan dicha falta mostrándose agresivos.
Sin embargo, no hay demasiadas pruebas que sostengan esta teoría. No se ha reconocido oficialmente como trastorno psiquiátrico, y no parece ocurrir en el reino animal. Aunque un estudio concluyó que en competiciones entre machos de peces espada, es el más pequeño el que iniciaba las peleas en el 78% de las veces; parece que se trata de una excepción.
Puede que Napoleón fuera agresivo, pero no era bajito.
Fuente: Lloyd & Mitchinson
Redacción QUO