Como si fuera la tienda de chucherías de la esquina, la farmacia de los hospitales podría incorporar a sus estanterías los chicles. Sin azúcar, claro. Según el cirujano Sanjay Purkayastha, del hospital Saint Mary de Londres, mascar chicle durante tres veces al día es un tratamiento prioritario tras una operación de cirugía abdominal. Es casi tan importante como el gotero.
El objetivo es evitar el «retraso transitorio de la movilidad intestinal provocado por este tipo de operaciones», dicho en lenguaje un tanto rebuscado. Sin necesidad de ser escatológicos, puede decirse que la chuchería favorece la evacuación fecal y las ventosidades. Y es que el chicle incrementa la salivación y la producción de hormonas gastrointestinales que favorecen el tránsito intestinal. El tratamiento es tan efectivo que, según el doctor Purkayastha, ahorraría más de siete millones y medio de euros a la sanidad británica, porque los enfermos ser irían antes a casa.
Redacción QUO