La mayoría de los cuadros van perdiendo su color a medida que pasa el tiempo, y sin embargo, las flores de Van Gogh cambian de color. Algunas de las flores amarillas de una de su obra Flores en el florero azul, se volvieron de un naranja grisáceo años más tarde. Esto es algo que ha admirado a los expertos durante décadas y que la química ha logrado explicar recientemente.
Un estudio publicado en la revista Analytical Chemistry afirma que el cambio de color es el resultado de una degradación química hasta ahora desconocida provocada por la interacción del tipo de pintura utilizado por el artista y una capa de barniz protector aplicada por el museo Kroller-Muller a principios del s. XX. Los iones de cadmio que contiene la pintura al óleo combinados con el barniz interaccionaba dando lugar a un compuesto llamado oxalato de cadmio. Mientras que los iones de sulfato de la pintura se combinaban con el plomo del barniz para originar un compuesto llamado anglesita, y juntos, producían el cambio de color.
No está del todo claro si la mejor forma de restaurar el cuadro sería retirar el barniz porque las costras contienen restos de la pintura amarilla original.