Las buenas historias de suspense siempre tienen éxito, y parece existir una razón neurológica para ello. Así lo demuestra un estudio realizado por el Instituo de Tecnología de Georgia, y cuyos resultados se han publicado en la revista Neuroscience. Los investigadores midieron la actividad cerebral de un grupo de voluntarios mientras veían clásicos del género como Con la muerte en los talones, Alien o Mísery.
Y el resultado fue que en los momentos de mayor tensión e intriga, el cerebro estrechaba el campo visual de la persona haciendo que su atención se centrase en lo que estaba ocurriendo en la pantalla. Los expertos descubrieron un flujo y reflujo de actividad cerebral en la cisura calcarina, el primer área del cerebro que recibe y procesa la mayor parte de la información visual. En el caso de la famosa escena de Con la muerte en los talones, en la que un avión persigue a Cary Grant, el cerebro estrechaba su cerco visual en la imagen del avión. Pero cuando el actor lograba esconderse en el campo de maíz y, por lo tanto, el suspense disminuía, la actividad neuronal revertía y el foco de atención se hacía mayor.
La conclusión es que, cuanto mayor es el suspense, nuestro cerebro desplaza su actividad en la cisura calcarina para incrementar el procesamiento de información esencial e ignora el contenido visual que no le interesa.
Redacción QUO