Siempre se había dicho que era al hombre a quien se le seducía por el estómago. Pero, ahora, una nueva investigación realizada en la Universidad de Drexel, apunta a que ese también parece ser el mejor lugar para poder iniciar la conquista de un corazón femenino.
Según este estudio, las mujeres se muestran más receptivas a las insinuaciones amorosas tras haber disfrutado de una buena comida, que cuando están hambrientas. Podría parecer una verdad de perogrullo, dado que parece lógico que si se está hambriento no se tienen ganas de nada. Pero los autores del estudio apuntan a la existencia de un vínculo entre las sensaciones de recompensa que la comida provoca en el cerebro femenino, y el interés amoroso. «Es como si el placer proporcionado por la comida activase un interruptor que lleva a la mujer a desear algo más», explica Michael R. Lowe, uno de los autores de la investigación.
Por si fuera poco, esa receptividad a la seducción sentimental después de comer, se hacía aún mayor en las mujeres que eran proclives a hacer dieta que en las que no la habían hecho nunca. Así que ya sabéis… Si la chica de vuestros sueños sigue la dieta de la alcachofa, invitadla a una buena cena. A lo mejor empieza a miraros con otros ojos.
Redacción QUO