Con doce años, y tras ser expulsada de varias escuelas, Amy Winehouse obtuvo una beca para estudiar canto en la Sylvia Young Theatre School de Londres. La directora del centro contó al Daily Mail que, cuando la niña tuvo que explicar por qué quería estudiar allí, mostró gran madurez al escribir: “Mi historial escolar se resume en dos frases: no da de sí todo lo que puede y esperábamos más de ella. Estoy harta y quiero hacer lo que me gusta: cantar”.
Héroe en miniatura
Nadie en su escuela habría dicho que Thomas Alva Edison iba a convertirse en uno de los grandes genios del siglo XX. De hecho, sus profesores creían que el muchacho tenía una inteligencia limitada, ya que le costaba asimilar sus enseñanzas. Pero su único problema real era una incipiente sordera provocada por la escarlatina. El hecho que cambió su vida se produjo en 1862, cuando tenía doce años. Como relata W. E. Wise en su libro Edison, the youth and his times, salvó la vida del hijo del jefe de estación de su ciudad. Edison vio como el niño, que jugaba en las vías, iba a ser arrollado por un tren y se lanzó sobre él, le tiró y le cubrió con su cuerpo mientras el tren pasaba a escasos milímetros de ellos. Por aquella hazaña, el chico fue recompensado con un curso de telegrafía que fue el principio de su carrera como inventor.
Sepultado vivo
Con trece años, Tod Browning, uno de los genios del cine mudo, autor de obras maestras como?Freaks, trabajaba en un circo ambulante ganándose la vida como cadáver viviente. Según cuenta David J. Skall en su libro The monster show, el pequeño Tod era enterrado (después de que un supuesto doctor certificase su muerte) en un ataúd que tenía camuflado un sistema de ventilación. El chico pasaba 24 horas en aquel féretro, alimentándose con bolitas de leche malteada y dando rienda suelta a su imaginación para soportar aquella experiencia claustrofóbica. “La primera vez fue la peor”, contó el cineasta años después. “Cuando sentí la arena golpeando contra el ataúd empecé a sentir pánico. Pero horas después me invadió una profunda calma, como si realmente hubiera muerto”. Al día siguiente, otro miembro de aquella compañía de charlatanes pedía que desenterraran el ataúd y simulaba resucitar a Tod con sus poderes mágicos.
Una niña en el burdel
Otro personaje criado bajo las carpas de los circos y las ferias ambulantes fue Edith Piaf. Su madre, Annie, dio a luz en plena calle, y la futura cantante nació bajo una farola. Como la mujer era muy pobre para criar a la chiquilla y el padre no daba señales de vida, entregó a la niña a su abuela materna, propietaria de un céntrico burdel parisino. Así, Edith fue criada por las prostitutas de aquel lugar hasta que su padre, un acróbata llamado Louis Alphonse, reapareció y se la llevó a vivir con él al circo en el que actuaba.
Redacción QUO