Adrian Cheok, un investigador de la City University of London, es el creador de un nuevo artilugio que ha bautizado como Taste buddy, y que podría revolucionar el mercado alimenticio. ¿La causa? Que es capaz de hacer que cualquier alimento sepa de la manera que más nos gusta.
El aparato es un estimulador que se coloca en la punta de la lengua y que, mediante corrientes eléctricas, activa los receptores relacionados con las sensaciones de sabores dulces o salados, según prefiera el usuario. Eso provoca que, a continuación, cualquier alimento que se coma sabrá de dicha manera.
El invento puede tener aplicaciones dietéticas muy interesantes de cara a evitar problemas de obesidad tanto en niños como adultos. Ya que, en opinión de su creador: «Hay muchas personas que no comen verduras porque les resultan insípidas. De esta manera les parecerán más sabrosas. El brócoli podría parecer chocolate. Y eso les ayudaría a llevar una alimentación más saludable».
Vicente Fernández López