La prisión de Lelystad es una de las más avanzadas del mundo. Los presos son custodiados día y noche por brazaletes electrónicos. Su pulsera lanza una señal cada dos segundos, y si el preso no está donde debe, se activa la alarma. Además, tienen micrófonos conectados a un software que permite medir sus emociones y detectar brotes de violencia. Hay seis personas en cada celda: cada uno decide a diario su agenda y solicita médico o abogado con una pantalla táctil.
Redacción QUO
La falsificación de bebidas alcohólicas alcanza una de cada cuatro botellas que se venden en…
Revelado el rostro de una hembra neandertal de 75.000 años de la cueva donde la…
Los científicos descubren rasgos cancerígenos en la aterosclerosis, lo que abre la puerta a nuevos…
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…