Según la tradición, Alejandro Magno se interesó por la vida submarina y mandó construir un barril con partes de cristal para observar cómo nadaban los peces en su elemento. Es el primer dispositivo con el que el hombre se introdujo en el agua. Otra cosa fue conseguir que se moviera. Hubo que esperar hasta el siglo XIX, cuando Narciso Monturiol lo intentó con el primer submarino, construido en madera. Propulsado manualmente, alcanzaba una velocidad de dos nudos.
Redacción QUO