Por mucho que los miremos, algunos cuadros encierran secretos que tarda años, e incluso siglos en ser descubiertos, es lo que ha sucedido con este lienzo de Van Gogh llamado Olivos, que fue pintado en 1889, y que encerraba un insospechado secreto: entre la pintura se encontraba atrapado un saltamontes muerto. Los restos del insecto han pasado desapercibidos durante 128 años, hasta que finalmente han sido descubiertos por una restauradora que estaba trabajando en el cuadro.
[image id=»93156″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Según los especialistas, es habitual que en los cuadros pintados en plena naturaleza aparezcan restos de arena o de hierbas, y Van Gogh es conocido por su afición a trabajar al aire libre siempre que le era posible. De hecho, se conserva una carta del pintor en la que el artista cuenta que: «Debo haber recogido un buen centenar de moscas en los cuatro lienzos que obtendrás, sin mencionar el polvo y la arena …»
Los conservadores del museo de Kansas en el que se exhibe el cuadro llamaron a un entomólogo para que analizara al insecto encontrado. Parece ser que faltan partes de su cuerpo y, según el especialista, el hecho de que la pintura no esté removida indica que el saltamontes no trató de escapar cuando se quedó atrapado en el lienzo, lo que implica que tal vez ya estuviera muerto.
¿Quiere eso decir que tal vez Van Gogh lo pegó a propósito a su pintura? Eso es algo que resulta imposible saber con certeza. De momento, los responsables del museo no piensan arrancar los restos del insecto de la tela, aunque este seguirá siendo imperceptible para el público, ya que no se le puede apreciar a simple vista. Es necesario usar una lente de aumento.
No es esta la primera vez que aparecen curiosos restos en los cuadros del pintor holandés. En varias de las obras que realizó en 1888 durante su estancia en Les Saintes-Maries-de-la-Mer, una localidad de pescadores situada a orillas del Mediterráneo, se encontraron abundantes granos de arena atrapados en la pintura.
Vicente Fernández López