El Gran Ejército Pagano es el nombre que las crónicas anglosajonas dan a una terrible y muy numerosa horda vikinga que en el siglo IX asoló Gran Bretaña. En la década de 1980, unas excavaciones realizadas en la iglesia de St. Wystan, en la localidad de Repton, sirvió para descubrir una enorme fosa común que albergaba los restos humanos de casi trescientas personas, entre los que figuraban los de varias mujeres y los de dos recién nacidos. La hipótesis inicial es que aquellos esqueletos pertenecían en su mayoría miembros de aquel ejército vikingo, pero las pruebas de datación realizadas pusieron de manifiesto que había huesos pertenecientes a diversas épcoas.
Pero, ahora, nuevos análisis realizados por la Universidad de Bristol han demostrado que los resultados de aquella primera datación eran erróneos. ¿La causa? Al comer pescado y marisco de forma habitual, se incorpora carbono al organismo de la persona, y eso provoca que los restos puedan parecer más antiguos de lo que realmente son.
La conclusión es, por tanto, que la mayoría de esos restos óseos pertenecen a miembros del gran ejército vikingo. Entre ellos figuran los de un guerrero que portaba el emblema del dios Thor, y cuyas heridas revelan que sufrió la mutilación de sus órganos genitales. Respecto a los huesos de los dos recién nacidos, los investigadores creen que fueron sacrificados como ofrendas para honrar a los caídos en el combate.
Vicente Fernández López