Hace 74.000 años se produjo en la isla de Sumatra la erupción del volcán Toba. Fue un episodio 100 veces más violento que la erupción de 1815 en Indonesia, que provocó el famoso año sin verano, y que tuvo consecuencias catastróficas sobre las cosechas y el ganado en todo el mundo.
La erupción de Toba arrojó tal volumen de cenizas y gases a la atmósfera que provocó que la cantidad de luz solar que llegaba a la superficie del planeta se redujera en algunas zonas del planeta hasta un 90%. La consecuencia fue una era gélida que pudo durar casi diez años, y que provocó la muerte de las plantas y los animales en muchas zonas de la Tierra. Y, por supuesto, también afectó al ser humano.
Los investigadores creen que este evento causó un efecto de cuello de botella en la evolución de nuestra especie, acabando con gran parte de la población humana. Pero hubo un lugar en el que nuestros antepasados si lograron sobrevivir. En las costas de África.
Una nueva investigación realizada por la Universidad de Arizona, revela que los habitantes de dichas áreas lograron sobreponerse a la carenciade recursos alimentarios, recurriendo al mar. Los indicios encontrados revelan que el marisco y los moluscos se convirtieron en su principal fuente de nutrientes, sustituyendo a los alimentos que obtenían de los árboles y mediante la caza.
Con todo conviene reseñar que hay investigadores que no están de acuerdo con que la erupción de Toba tuviera unas consecuencias tan catastróficas. De hecho, en 2009 aparecieron una serie de restos en el área de India que parecen indicar que las poblaciones de dicha zona también lograron sobrevivir al evento volcánico.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López