El complejo megalítico de Stonehenge, en Inglaterra, despierta la fascinación de miles de personas. Por eso, cada año, una multitud se congrega allí para celebrar la llegada del solsticio de verano y también el de invierno. Desde hace décadas se ha creído que sus constructores trasladaron aquellos formidables bloques de piedra desde las canteras de Malborough Downs, situadas a 32 kilómetros de distancia.
Pero, ahora, un estudio realizado por Mike Pitts, un arqueólogo miembro del Council for British Arqueology, echa por tierra esa creencia. Según el investigador, las principales piedras del complejo, que reciben el nombre de sansers, estaban ya allí mucho antes de la presencia humana en aquel territorio. Pitts explica además, que el mayor de todos los bloques megalíticos, llamado la piedra del talón, que pesa 60 toneladas y que está alienada con el sol, jamás fue alterada por la actividad humana.
¿Significa eso que esa alineación solar es fruto del azar? Parecer ser que es así. Aunque Pitts reconoce que algunas de las piedras que forman el complejo megalítico, si que fueron añadidas posteriormente por los habitantes del lugar. Eso significa que los pobladores del sitio tal vez ya se percataron de esa peculiar alineación, y decidieron añadir más bloques hasta completar el monumento que actualmente conocemos.
Fuente: ScienceAlert.
Vicente Fernández López