Corea del Norte realizó su última prueba nuclear el 3 de septiembre. Se trató de una explosión que fue dieciséis veces superior a la explosión de Hiroshima. Y ocho minutos después de la detonación, los sismógrafos del país vecino detectaron un temblor de magnitud 4,1 que hizo pensar que la montaña Mantap, en cuyo interior se encontraban las instalaciones en las que el régimen realizaba las pruebas podría haber colapsado. Esa idea pareció confirmarse cuando recientemente, las autoridades del país asiático anunciaron que clausuraba su programa nuclear, y que sus instalaciones subterráneas en Mantap estaban cerradas.
Ahora, un equipo de investigadores alemanes y japoneses han utilizado mediciones hechas por satélite y radar para evaluar el estado de la montaña, y han detectado que esta se desplazó nada menos que 3,5 metros en el plano horizontal, y se hundió además otro medio metro. Eso hace pensar que la tremenda explosión nuclear pudo provocar efectivamente el colapso de alguno de los túneles subterráneos dónde se realizaban las pruebas. Aunque los expertos no creen que hayan colapsado todas la instalaciones situadas en el interior del monte.
La mayor preocupación es que ese desplazamiento pueda haber provocado una grieta o un cráter a través del cual se produzca alguna fuga de material radioactivo, aunque es necesario realizar más mediciones para confirmar o descatar esa posibilidad.
Fuente: LiveScience.
Vicente Fernández López
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