Cualquier persona que haya dejado de fumar (o que al menos lo haya intentado), sabe que se trata de un proceso largo que dura años, y que nunca se está libre del peligro de volver a recaer y engancharse de nuevo a dicho hábito. De hecho, son muchísimas las personas que intentan sin éxito dejar de fumar.
Las causas de que sea tan complicado lograrlo son muy variadas. En primer lugar, está el problema de la adicción física que provoca el tabaco. Pero no es menos importante la adicción psicológica. Y es en ese terreno donde un estudio realizado por la University of East Anglia, en el Reino Unido, ha descubierto otra de las causas por las que es tan fácil que los ex fumadores recaigan.
Los investigadores realizaron entrevistas a varias decenas de personas que habían dejado de fumar, aunque todas ellas habían tenido recaídas ocasionales. Y los resultados revelaron que en bastantes casos esas recaídas se debían a un intento de recuperar una parte perdida de su identidad como personas.
Según los autores del estudio,para quienes comienzan a fumar a una edad muy temprana, el tabaco acaba convirtiéndose en un elemento difícil de separar de su personalidad. A lo que hay que sumar el peso que los cigarrillos tienen en sus interacciones sociales. Por eso, cuando dejan de fumar, tienen que desprenderse de dicha parte de su identidad personal y social para construir otra nueva que ocupe es e ugar. Y eso, según los investigadores, no es una tarea sencilla.
El estudio pone de relieve que, aparte del esfuerzo y los medios necesarios para superar la adicción física que provoca el tabaco, también pueden ser necesarias terapias de apoyo que ayuden a superar la adicción psicológica, y a llenar las carencias emocionales y sociales que se producen al dejar el tabaco.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López