El Papa Francisco ha ordenado la reclusión de Theodore McCarrick, cardenal y arzobispo emérito de Washington, acusado de abusos sexuales, hasta que se esclarezcan las acusaciones que pesan sobre él en un proceso regular canónico. Hasta que llegue ese momento, McCarrick vivirá recluído en una casa, en la que llevará una vida de oración y penitencia. Una situación que ha sido comparada con la de la prisión preventiva.
El religioso cumplirá esta pena en Estados Unidos, pero el caso nos ha hecho preguntarnos: ¿existen cárceles y presos dentro del Vaticano? Como en todas partes del mundo, en el Vaticano también suceden delitos. La mayoría de ellos son robos a los turistas o hurtos cometidos en las tiendas de reliquias que hay en su territorio, y dichos delitos son competencia de la policía italiana.
Pero existen otros delitos que atañen directamente a las autoridades eclesiásticas, y para ello el Vaticano cuenta con sus propios tribunales y su propia gendarmería. Existían también varias celdas para que los reos condenados por los tribunales cumplieran su condena, pero fueron clausuradas en 1955. Desde entonces, cualquier persona condenada por los tribunales vaticanos cumple su pena en alguna de las habitaciones creadas para tal fin, que existen en las dependencias de la Gendarmería Vaticana. Aunque no son celdas al uso, en el sentido de que no tiene rejas, ni están cerradas bajo llave.
El huésped más célebre de esta prisión vaticana fue Paolo Gabriele, secretario del Papa Benedicto XVI, que fue acusado de robar documentos secretos, y que fue condenado a dieciocho meses de reclusión, aunque solo cumplió dos, ya que recibió el indulto papal. Otro «reo vaticano» fue el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, sentenciado a dieciocho años de reclusión por vender información confidencial de la Santa Sede. Se le condenó a no poder abandonar el territorio del Vaticano, aunque se le permitía moverse libremente dentro del mismo. Finalmente, fue indultado tras cumplir seis meses de sentencia.
Vicente Fernández López